Hace unos días trascendió sobre el asesinato de un joven que lideraba el movimiento de Los Indignados en el municipio de Bonito Oriental, Colón, su nombre era Elmer Ávila, recordado por su solidaridad y compromiso social, y cuya muerte podría quedar en la impunidad, como sucede en la mayoría de los casos en Honduras.El comunicador social y diputado del partido Libertad y Refundación LIBRE, denunció que el lunes 17 de agosto, en Bonito Oriental –costa norte de Honduras- fue asesinado Elmer Ávila, quien era el líder del movimiento que organiza las movilizaciones de “Las Antorchas” como actividad del Movimiento Indignados, que se manifiesta contra la corrupción e impunidad en Honduras.
A finales del mayo pasado, se inició en Tegucigalpa a través de una auto convocatoria para caminar con antorchas encendidas en las calles capitalinas, en un movimiento encabezado por jóvenes que denuncian la impunidad y corrupción en el país, exigen al Estado que solicite a la Organización de Naciones Unidas, ONU, la instalación de una Comisión Internacional contra la Impunidad en Honduras, CICIH, y la idea se extendió a nivel nacional.
Trascendió que Ávila, coordinaba el movimiento de Los Indignados y era el director de la banda musical que amenizaba los desfiles de las Antorchas en su municipio, el cual se sitúa entre Tocoa y Trujillo, en el departamento de Colón.
Entre sus vecinos y amigos, se le recordará como un muchacho tranquilo, servicial y que no se metía a problemas con nadie, inclusos en brigadas de asistencia social, colaboraba como peluquero.
Pasado el mediodía del lunes, a Elmer se le acercaron dos tipos encapuchados, estando en su casa de habitación y le dispararon frente a su pequeña hija. le infirieron dos impactos de bala, acabando con su vida, y fue sepultado en el cementerio de Bonito Oriental, informó Wilfredo Paz.
El movimiento de los indignados se ha expandido también a nivel internacional, donde personas solidarias y hondureños en el extranjero realizan diversidad de actividades para pronunciarse contra la impunidad y corrupción que azota este país.
No solo hacen movilizaciones con antorchas encendidas como símbolo de la llama de la esperanza por un país en total transparencia e igualdad, hay también plantones, cartas públicas, y desde el 22 de junio se inició una huelga de hambre en Tegucigalpa, que de extendió con personas indignadas a nivel nacional.
En la capital de Honduras, el campamento de indignados se instaló en las cercanías a Casa Presidencial, pero la zona fue blindada por policías y militares que no permitían el paso a los huelguistas, esta se suspendió 40 días después, el 31 de julio pasado.
En esta huelga había indígenas Tolupanes y Lencas, líderes sociales, campesinos del Bajo Aguan, de Zacate Grande, defensores y defensoras de derechos humanos de Santa Bárbara, Intibucá, Yoro, Valle, Choluteca, Olancho, Francisco Morazán, Cólon Gracias a Dios, entre otros.
Algunos de los y las huelguistas son personas que tienen Medidas Cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, debido a que por su accionar en defensa de los DDHH su vida corre peligro. Entre ellos siete Tolupanes y campesinos del Bajo Aguán y Zacate Grande, que además forman parte de las redes de defensores de DDHH que apoya el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH.
Huelguistas de SPS al parque central de Tegucigalpa
El 20 de julio, en San Pedro Sula, conocida como la capital industrial de Honduras, dos personas iniciaron una huelga de hambre, uniéndose “a la distancia” a la de Tegucigalpa.
Las exigencias son las mismas tres que los indignados han propuesto desde el inicio, que se instale la CICH, juicio político para los involucrados en el saqueo más grande de la historia nacional que desfalcó con 7 mil 300 millones de lempiras (300 mil dólares) del Instituto Hondureños de Seguridad Social, IHSS, y la destitución del Fiscal General y el Fiscal Adjunto del Ministerio Público, MP, Óscar Chinchilla y Rigoberto Cuéllar, respectivamente.
Leones Díaz, un hombre que cumplió sus 50 años en la huelga, el pasado 15 de agosto, hoy cumple un mes de estar pura gua y miel, llegó el martes 17 a Tegucigalpa, con la esperanza que su voz en nombre del pueblo hondureño, sea escuchada. Díaz es comerciante individual, pero ha dejado este espacio de su vida para crear conciencio social en miles de personas que transitan a diario por la plaza “General Francisco Morazán”, incluyendo a empresarios y políticos que por allí se cruzan.
Oscar Maldonado, es agricultor y también empezó la huelga de hambre el 20 de julio en SPS, con la idea de sembrar esperanza en la sociedad y en memoria de las más de 2800 víctimas mortales a causa de mala atención en el IHSS, producto del descalfo en el que están implicados empresarios, políticos, diputados, dirigentes del IHSS, médicos y sus familiares, y hasta el Partido Nacional, que es el que pertenece el mandatario del país, Juan Orlando Hernández.
A sus 25 años, el estudiante de Filosofía e Ingeniería Industrial, Roberto Zelaya, es capitalino, se unió a la huelga de hambre en el parque Central, su motivación es por el amor que se ha perdido hacia el prójimo, la patria y el hermano hondureño.
Zelaya ha sido víctima de asaltos, ha visito conflictos que dividen a la sociedad, por lo que desea que esa unidad vuelva reinar entre el pueblo, que se vean como hermanos y se apoyen unos a otros.
Es así que esta lucha, es para que se aplique en el futuro del país, que hay una revolución mental y cultural en el país. Y el cambio iniciará en la casa propia, después ayudar al vecino con los cambios y así ir poco a poco cambiando la sociedad, explicó el joven indignado en huelga de hambre, que también dedica tiempo para hablar públicamente a las personas que llegan al parque central a descansar un rato.
A la huelga de hambre, también se unió nuevamente Gerson Suazo y German Ayala, quienes estuvieron cerca de un mes en la huelga instalada en las cercanías a Casa Presidencial. También se unió desde el 17 de agosto Claudio Castellanos, un joven que se indigna por lo que sucede en Honduras.
La huelga de hambre en el parque central de Tegucigalpa, está rodeada de gente que va y viene, bajo la sombra de los árboles se da cita el arte llevada por escritores, ensayistas, músicos, pintores, malabaristas, estatuas humanas, queremos tener un contacto directo con la gente, afirman los huelguistas, dispuestos a ser escuchados y que cese la corrupción e impunidad en Honduras, que no hay más violencia y corrupción, que no se criminalice a los indignados, que no se les ataque o se les asesine, como sucedió con Elmer Ávila, el mismo día que la huelga se trasladó al parque central de Tegucigalpa, y apenas a dos cuadras del Congreso Nacional.