En la Villa de San Antonio, zona central de Honduras en Comayagua, están siendo velados los cuerpos de los migrantes hondureños asesinados en Cadereyta, Nuevo León, Méjico en mayo de 2012. Los cuerpos de 11 hondureños que murieron en esta masacre donde perecieron 49 migrantes, llegaron el martes de esta semana repatriados después de las pruebas de identificación. Tres de los compatriotas serán trasladados a La Paz en horas de la tarde para ser sepultados.
Vilma Lopez, esposa de Jose Enrique Velásquez, una de las víctimas contó que tres de los migrantes que ahora están velando en la Villa de San Antonio habían viajado juntos sin decirle a sus familias para que éstas no los detuvieran.
«Ellos eran amigos, se fueron juntos con la ilusión del sueño americano pero desgraciadamente encontraron la muerte. En ese lugar no se respeta la vida, estamos viviendo violencia en todos los países pero en la frontera es aún más. Les pedimos a quienes tienen ese sueño que eviten salir, que se esfuercen en Honduras», dijo la viuda.
Velásquez deja dos hijos, un niño de 11 años y una niña de 8 años.
«Todos se fueron sin decir adiós a nadie pensando que allá la vida era mejor», concluyó la doliente.
Las familias se quejaron por la poca ayuda del Estado a través de la Cancillería, aseguran que recibieron más ayuda del gobierno mejicano.
Los hondureños que perecieron en la masacre fueron identificados con los nombres de Fabricio Anabel Suazo, Javier Edgardo Tejeda, Ramón Antonio Torres, Mauricio Francisco Suazo originarios de La Paz; Elmer Said Barahona y Heber Josué González de Comayagua y José Enrique Velásquez de La Villa de San Antonio; y Leonel Dagoberto Rivera de San Esteban, Olancho. Además, Oscar Orlando López, Carlos Luis Rivera Valladares y Eva Nohemí Hernández, cuyas notificaciones de los resultados de ADN están pendientes.
Los familaires de Oscar López llegaron a El Progreso a buscar información del Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos COFAMIPRO el año pasado. Los datos de su último contacto con él concordaban con la fecha de la masacre, sin embargo su padre esperaba que Óscar estuviera vivo.
Honduprensa 